jueves, 12 de enero de 2012

Útero


Aquella era la meca del sueño americano, lo que todo el mundo quería. Un mundo de mujeres jóvenes y esbeltas —a base de dietas—, con pantalones cortos y camisetas de tirantes con la espalda descubierta, que conducián vehículos familiares de 400 caballos, rumbo a supermercados con aire acondicionado y música ambiental. Un mundo de canguros y cultura condensada en clubes de lectura de “los mejores libros de la historia”. Una vida de barbacoas junto a la piscina y cines al aire libre abiertos todo el año. Aquello no era para mí. A la mierda los seguros de salud y de vida. Querían vivir sin salir del útero. A mí me hacía sentir más vivo jugar sin reglas, contra la sociedad, y estaba dispuesto a jugar hasta el final. Anticipando el robo, me estremecí en un espasmo casi sexual.

(Edward Bunker, No hay bestia tan feroz, Barcelona, Sajalín Editores, 2009, pg 180)

No hay comentarios:

Publicar un comentario