viernes, 30 de marzo de 2012

Premeditación


Entra dentro de su lógica que oponga ciertos reparos, pero también que acabe dándose por vencida y que se entregue gustosamente. De no producirse así los acontecimientos, Eduardo reconoce que le resultará difícil aceptarlo, por lo que calibra la posibilidad de convencer a Cady mediante algún tipo de persuasión sencilla. Simplemente, piensa actuar de la forma más diligente para la consecución de su objetivo, que significa conducir sin atender a sus demandas. En contra de nuestra voluntad inicial, a todos nos han convencido alguna vez de que el destino al que pretendíamos dirigirnos no era el más emocionante. Alguien provocó que modificásemos nuestra hoja de ruta y acabamos por agradecérselo hasta el fin de nuestros días. Hablando, argumentando, razonando. Así se consiguen nuestros objetivos. Por eso Eduardo baraja todas estas hipótesis, forzado ante la posibilidad de que Cady quiera tomarle el pelo y todas sus ilusiones queden en nada.

(Diego Ameixeiras, Dime algo sucio, Cangas do Morrazo, Pulp Books, 2011, pg 181)

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