viernes, 6 de abril de 2012

La Semana del Amor


Eso de llevar la cuenta, de señalar en el calendario cada vez que hacían el amor, se lo había contado su padre a Wayne. Su madre nunca hablaba de esas cosas. Wayne se lo contó así a Carmen:
—Tu padre dice: “Todos estos años de matrimonio hemos seguido el método anticonceptivo del ciclo menstrual. Tienes una semana al mes sin riesgo; lo llamábamos la Semana del Amor; nosotros y los amigos; todos los irlandeses. Lo malo es que la parienta puede aprovecharse de la situación. Estás en una fiesta pasándolo bien, y ella se quiere ir a casa. Y te susurra al oído: «O nos vamos a casa ahora mismo, amigo mío, o te quedas a palo seco». Y tienes que decidirte enseguida. ¿Quieres emborracharte, pasar un buen rato? Si es así, tendrás que esperar un mes para mojar. Y así año tras año. Una noche no me encontraba muy bien; estaba en el baño intentando evacuar. Y Lenore me dice a través de la puerta: «Si quieres tener relaciones sexuales —ella lo llamaba así, relaciones sexuales—, tienes que venir inmediatamente». Me quedé allí, pensándolo, y me dije que ya estaba bien. Se acabó la Semana del Amor. A la mañana siguiente salí de casa y nos divorciamos.”. Cuando tu padre me contó esto, yo le dije: “Sí, pero no has mencionado una cosa. ¿Tuviste relaciones sexuales esa noche?”. Y tu padre dijo: “¿Por qué no?”.

(Elmore Leonard, Persecución mortal, Madrid, Alianza Editorial, 2008, pg 263)

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