martes, 11 de septiembre de 2012

“A ver qué te depara el próximo minuto”


El inductor, Lee Child

Otra aventura de Jack Reacher que cae en mis manos. ¿Más de lo mismo? Y…, en un punto sí, pero, ¡menos mal que hay más de lo mismo!

Como en El camino difícil, ahora en El inductor (inexplicable traducción de Persuader, séptima novela de la serie) también encontramos a Jack Reacher trabajando infiltrado en una organización delictiva. Esta es la comandada por Zachary Beck, un comerciante de alfombras que parece demasiado poderoso y demasiado rico para ser un simple “comerciante de alfombras”.

Ya conocemos a Reacher. Es una máquina ultraprofesional. Es tan veloz con las armas como con la cabeza calculando probabilidades. Es frío y muy peligroso. A pesar de su origen y formación en el Ejército, pocos como él tan lejanos de cualquier organización burocrática o gubernamental : siempre anda solo, casi como un vagabundo. Entonces, ¿cómo y por qué llega a infiltrarse en medio de la gente de Beck? ¿Para qué, para quién? Sin entrar en detalles acerca del cómo, sí diré que Reacher termina metido en este brete por dos motivos. El primero es personal: sospecha que el jefe de Beck es Quinn, un exmilitar con el que tiene pendiente una cuenta muy pesada. Tan pesada que Reacher creía haberlo matado, en venganza por la muerte de una joven compañera del ejército. Ahora descubre que Quinn vive. Debe volver a vengarse, y no fallar esta vez. El segundo motivo le viene de rebote: en una operación “extraoficial” la DEA infiltró en casa de Beck a la agente Teresa Daniel, y hace semanas que se ha perdido todo contacto con ella. El pacto es: la DEA ayuda a Reacher a infiltrarse y él les trae de vuelta a Daniela.

Luego de un primer capítulo de antología, que quita la respiración y termina de tal forma que es imposible no continuar la lectura, la historia se desarrolla con agilidad. Como las anteriores que leí de Child, esta también es una novela adictiva. Un verdadero page turner de suspenso y violencia extrema.

Cuando se dice “violencia extrema” significa que Jack Reacher, el protagonista y narrador —el “bueno” de la historia— se carga por lo menos a nueve o diez tipos. Profesionalmente, sí, con sangre helada, es cierto. También es cierto que sus adversarios son todos muy malos, pero no por eso Reacher es menos asesino.

Hay varios momentos memorables en la novela. Rescato dos: uno es la pelea final con el gigante Paulie —el mejor personaje de la historia—, que no le será nada fácil a Reacher, acostumbrado a pegarle a quien sea. El otro es la caída al mar que hay sobre el final. Inolvidables, y lectura obligada para quien quiera aprender cómo se escribe una escena de acción.

Es en esos trances difíciles en los que está en juego todo, cuando Reacher recuerda a Leon Garber, su superior y maestro en el ejército. El viejo Leon tenía varias frases, pero una de ellas —para esos instantes-James-Bond en los que escapar parece imposible—, es una que pinta de cuerpo entero a Jack Reacher y su modo de actuar: “conserva la vida, y a ver qué te depara el próximo minuto”.

Sabio consejo al que Reacher deberá recurrir unas cuentas veces en esta historia.

Y nosotros con él: conservando la vida, siempre esperando a ver qué nos depara el siguiente minuto, la siguiente página.

Traducción: Juan Soler

8/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario