lunes, 11 de febrero de 2013

La Gran Bestia Negra


El asesino de las vírgenes negras, Andreu Martín

Cuando un músico o una banda saca un nuevo álbum que evoluciona respecto de su producción anterior uno lee en las críticas esa especie de lugar común que celebra la “capacidad de reinventarse a sí mismo, una y otra vez a lo largo de su carrera”. Siempre me llamó la atención que esta capacidad no se celebre de igual manera en otras formas del arte. Muy rara vez en la literatura. Menos aún en la literatura de género: el panorama está plagado de autores que se repiten hasta el cansancio, poco más que limitándose a cobrar los beneficios del trabajo esclavo de sus extenuados detectives (tal vez se trate de una característica de este querido género negro: los lectores pedimos más de lo mismo, nos encariñamos con los personajes… en todo caso, es un tema para otra nota, no esta). Como sea, decía, no es habitual ponderar esta capacidad de reinvención en los autores del género. Y yo creo que no es justo pasarlo por alto. La clave de todo está en la palabra “riesgo”: hay autores (artistas) que se arriesgan a salirse de un molde de éxito seguro. Van más allá de la frontera, a probarse en nuevos terrenos.

Es fácil afirmar que Andreu Martín es uno de esos artistas. Además de su monumental aporte al género negro —a esta altura fuera de cualquier discusión— su obra incluye guiones de cómics, cine y TV, literatura erótica, novela histórica, teatro, y hasta un libro de ayuda para escritores en formación. No obstante, a quien aún le queden dudas, podrá convencerse cuando lea El asesino de las vírgenes negras.

Aun cuando se la inscribe dentro de su producción de género negro, en El asesino de las vírgenes negras Andreu Martín explora tópicos que están en las afueras del núcleo temático del género. Por ejemplo, se mete con la habitual materia prima de la fábrica de best sellers montada alrededor del filón “Código Da Vinci”. Sectas, iluminados, documentos secretos y comprometedores, ¡oh, el hundimiento de la Iglesia Católica! Pero, claro, portador del gen negro en su ADN, lo mezcla con un asesino serial y con una galería de policías, prostitutas, mafiosos y locos que pueblan una Barcelona enloquecida, lista para recibir el Fin del Mundo. Hay que decirlo: en cierta forma, EAVN no es la novela típica de Andreu Martín. Lo que no es una mala noticia en absoluto: sigue siendo una gran novela de Andreu Martín.

En el lluvioso invierno barcelonés, un grupo de masones está siendo diezmado por un asesino en serie. Los cuerpos son encontrados formando parte siempre de una puesta en escena cuidadosamente macabra: un masón junto con una prostituta —cadáveres con diferente fecha de defunción—, en poses sexuales. Y dentro de los cuerpos de las chicas, una imagen de la Virgen Negra, Nuestra Señora de Montserrat.

El inspector Torrero —crisis matrimonial en curso, enganchado con una prostituta de la Rambla del Carbón— es el encargado de investigar los crímenes. Lo ayuda la eficiente Martina Sanz, especialista en sectas. No tardarán en enredarse en una trama alucinada en la que aparecerán los masones de la logia en peligro, un decadente periodista pulp cuyo sueño es entrevistar a un asesino serial, un policía infiltrado y sospechoso de corrupción, otro que está dispuesto a vender su alma al Demonio, un sacerdote satánico, representante del mismo Demonio, un loco moribundo, matones turcos, mafiosos de Europa del Este.

Es una pequeña multitud de personajes, está claro. Andreu Martín es un inventor de personajes memorables, y aquí no se queda atrás. Los dota de una humanidad que, en esta novela, se hace patente en un aspecto común a todos ellos (¿tal vez común a los tiempos que corren, a la ciudad en la que viven?): todos tienen un grado de locura.

Y ese grado de locura —la del propio asesino, la de los policías Torrero y Paco Rincón (platónicamente enamorado de una escultural porno star), la de los masones y la del comisario Mombuey, ávido por transar con Lucifer— es el que infecta la trama y las subtramas, al punto que las vuelve arduas y confusas por momentos. Es la demencia que sobrevuela esta Barcelona afiebrada y apocalíptica, que parece a punto de volar por los aires. No lo olvidemos: estamos en los días del Fin del Mundo.

Y hablando de días, sospecho que no es casual que Andreu Martín nos entregue esta novela absolutamente desmesurada y ambiciosa justo en tiempos de crisis feroz, de verdadera enajenación colectiva. Tampoco que lo haga en la forma en que lo hace: editándola a un precio accesible en formato digital (*) sin protección, a través de la interesante editorial sigueleyendo.es. Con un click acá, y por lo que cuestan un par de cañas/birras, te la podés descargar a tu ordenador/compu.

Y a leerla ya, que se acaba el mundo.
2/13

(*): se ha dicho que El asesino de las vírgenes negras es la primera novela que Andreu Martín edita sólo en digital. Según entiendo esta afirmación es inexacta, pues en 2012 apareció La vida es dura, publicada exclusivamente en ese formato. Está disponible en la web del autor, pinchando aquí.

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