Di la vuelta a la esquina del Armstrong's. Tomé una
hamburguesa y una pequeña ensalada, luego un poco de bourbon en el café.
Cambian de camareros a las ocho, es cuando entró Billie una media hora antes de
que empezara su turno, me acerqué a él. —Supongo que estuve bastante mal anoche
—dije.
—Ah, estabas bien —dijo.
—Fueron un día y una noche largos.
—Hablabas un poco alto —dijo—. Aparte de eso estabas como
siempre. Y supiste marcharte de aquí y acostarte temprano.
Volví a la mesa y tomé otro bourbon con café. Antes de
terminarlo, el resto de la resaca había desaparecido. Se me había quitado el
dolor de cabeza bastante pronto, pero la sensación de estar a un paso o dos
fuera de ritmo persistió todo el día.
Un sistema fantástico: el veneno y el antídoto vienen en
la misma botella.
(Lawrence Block,
Cuchillada en la oscuridad, Gijón,
Júcar, 1991)
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